viernes, 13 de diciembre de 2019

Ulises / Ulysses






































El 2 de febrero de 1922, tras siete años de intenso trabajo que incluyeron múltiples correcciones, versiones y luchas contra la censura, se publica Ulises. Ese día, el concepto de novela y de narrativa cambia radicalmente y desde entonces ya no se hablará solamente de presentación, nudo y desenlace. Con Ulises se desactivan todas las normas gramaticales y las convenciones narrativas: el propio lenguaje pasa a ser el centro de la obra y la narración o tema por sí solos ya no importan nada. La forma predomina sobre un argumento que simplemente nos cuenta un día en la vida de Leopoldo Bloom. 

A finales del siglo XIX y principios del XX, la literatura estaba dominada por el realismo, un tipo de novela en el que las historias se presentan con un orden y una linealidad temporal cronológica. Pero Joyce no cree que ese naturalismo presente la verdadera realidad, ya que para que una cosa suceda no tiene que haber concluido totalmente la anterior. La verdadera realidad es caótica y los pensamientos no se nos presentan en orden sucesivo, si no que se van mezclando con nuestras meditaciones, nuestras palabras y las sensaciones producidas por los sentidos. La vida real no es realista. Con Ulises la lógica narrativa deja de existir.

Técnicamente, Joyce incorpora múltiples innovaciones entre las que destaca el Stream of Consciousness, ese uso del monólogo interior que quizás sea la parte más llamativa y comentada del libro, pero hay mucho más:  la inaudita constante utilización de prácticamente todas las figuras retóricas conocidas y el uso de diferentes tipos de lenguajes literarios, desde imitaciones de Shakespeare hasta el lenguaje periodístico. También el uso de las interminables enumeraciones, por citar otra de las curiosas aportaciones utilizadas más adelante por infinidad de escritores. Todo esto y muchas cosas más hicieron que Ulises fuera la novela más avanzada y vanguardista que se hubiera publicado hasta el momento.

Sería muy difícil expresar en pocas líneas todo lo que la novela significa. Para un acercamiento mayor ya hay infinidad de estudios publicados sobre cualquier aspecto que la novela pueda tocar. Pero nos gustaría recomendar Ulises y también decir que no hay que obsesionarse con su lectura, que es un libro para disfrutar del lenguaje y quizás para leer en voz alta. Además, ya que no hay una historia ni un argumento del que disfrutar o que mantenga la intriga, se puede leer hoy un capítulo y otro dentro de una semana o un año. Y tampoco hay que acabarlo ni leerlo linealmente para disfrutarlo. Se puede leer a trozos y puede que nunca lo leamos completo: no es necesario. 

Pero sí recomendamos que, de leerlo, no se pierdan ese maravilloso monólogo interior de Molly Bloom en el último capítulo. Léanlo en voz alta y pronuncien sus últimas palabras marcando fuertemente esa última mayúscula: “… and I said yes Yes”.



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