martes, 28 de junio de 2022

La asesina ilustrada




Creo que uno de los relatos claves para comprender a Vila-Matas es Chet Baker piensa en su arte (1990) en donde el escritor expresa su lucha interna por encontrar un balance entre George Simenon y James Joyce, entre Hullot y Finnegans, entre el éxito y la calidad, entre la tradición y la modernidad. Y ahora que vuelvo a sus primeras obras, veo que todo esto ya estaba presente desde el principio. En los años 70, a comienzos de su carrera, sin un gran bagaje literario pero decidido a ser escritor, EVM ya busca estructuras nada convencionales para contar historias que le puedan llevar a su consagración.

 

La asesina ilustrada (1977), segunda novela de EVM, fue escrita durante una estancia de dos años en París mientras vivía en una buhardilla alquilada a la escritora Margarite Durás. Esta época en Francia es vital para el desarrollo de su carrera como escritor y así queda perfectamente reflejado en París nunca se acaba, libro autobiográfico que nos cuenta sus días de aprendizaje literario y en el que encontramos tres datos muy interesantes para una mayor comprensión de La asesina ilustrada. El primero, que ante su falta de experiencia como escritor y para ayudarle a salir del bloque en el que se encontraba, Margarite Durás le proporcionó una cuartilla de instrucciones con trece puntos a tener en cuenta para escribir una novela. El segundo, que la inspiración de la trama le vino leyendo Cómo hacer una novela, de Unamuno, en la que se habla de libros que provocan la muerte de sus lectores. El tercero, que eligió la estructura de Pálido Fuego de Nabokov debido a que le parecía de alto nivel intelectual. Ciertamente, EVM apuntaba alto y puestos a tomar una referencia estructural, tomemos la de aquella que está considerada obra maestra por su inusual estructura, por ser uno de los mejores ejemplos de metaficción y por su anticipación del uso del hipertexto en la literatura. Las similitudes son claras para cualquier persona que haya leído Pálido fuego, que consta de un prólogo, una obra completa (Pálido fuego), unos comentarios y un índice onomástico. Una obra maestra que nos ofrece diferentes niveles de lectura y en la que incluso el propio Nabokov nos dice cómo leer la novela: comenzando por las notas, luego por la obra y una siguiente relectura de las notas.

 

Bajo mi punto de vista, Vila-Matas consigue una segunda novela muy interesante y que ya despierta cierta curiosidad. De ahí que Roberto Bolaño llegue a decir: “muchos salimos transformados después de su lectura, con la certeza de que algo había cambiado para siempre en nuestra relación con la lectura”. Y creo que eso es cierto. La Asesina Ilustrada es una obra entretenida a la vez que estructuralmente compleja, comenzado aquí, esa continua búsqueda que combine calidad literaria con éxito de público. 

 

Además de todos estos aspectos, hay otro que me atrae enormemente: la capacidad y la calidad con que EVM inventa nuevos universos literarios presentándonos biografías de autores ficticios con una verosimilitud que los hace prácticamente reales y con unas obras tan atractivas que lamentamos no poder encontrarlas en ninguna librería. ¿Quién no tuvo la tentación de preguntar por Perfidia de Vidal Escabia o el libro de memorias de Juan Herrera?  Y así, pues, de forma indirecta, mi vente vuela y mi cerebro no puede evitar relacionar La asesina ilustrada (1977) con La literatura Nazi en América (Bolaño, 1996) o con Historia universal de la infamia de (Borges 1930), todas ellas obras en las que los autores ficticios luchan por encontrar un hueco al lado de sus propios creadores.


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Enrique Vila-Matas

 



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