domingo, 25 de mayo de 2008

Salinger, tu y yo

























No dejes que me vaya y desaparezca.
¡Yo también quiero jugar!
Se que te puedo convencer con solo mirarte. Con mi belleza difícil de clasificar ni el mas bravo guerrero me detendría.
Cuéntame, con tu voz melodiosa, esa historia del hombre que ríe y yo haré de tí, con mi golpe certero, un hombre feliz.
Prométeme la más apasionante aventura en las tormentosas costas del Tibet, en las profundidades del mar Negro, o en la frontera entre China y París y a cambio yo te mostraré mi verdadero rostro detrás de esta incómoda máscara de pétalos de amapola.

2 comentarios:

eme dijo...

Salinger, tú y yo

No dejes que me vaya y desaparezca.
¡Yo también quiero jugar!
Sé que te puedo convencer con sólo mirarte. Con mi belleza difícil de clasificar ni el más bravo guerrero me detendría.
Cuéntame, con tu voz melodiosa, esa historia del hombre que ríe y yo haré de ti, con mi golpe certero, un hombre feliz.
Prométeme la más apasionante aventura en las tormentosas costas del Tíbet, en las profundidades del mar Negro, o en la frontera entre China y París y a cambio yo te mostraré mi verdadero rostro detrás de esta incómoda máscara de pétalos de amapola.

René Caro Bongiorno dijo...

Que bueno esto, la separación, unión entre China y París, habrá de haber alguna frontera, de alguna especie.