“…todas las notas equivocadas son correctas. Copie todo tal como está…”. Esta frese de Charles Ives a su copista resume perfectamente su aproximación a la composición musical: la absoluta libertad.
Ives fue uno de los músicos más libres de la historia, continuamente buscando nuevas formas de expresión, desde el uso de la atonalidad a la búsqueda de nuevos ritmos y siempre huyendo del canon y de la ortodoxia. Su trabajo como vendedor de seguros le proporcionaba una seguridad financiera que le evitaba tener que vivir del estreno de su música.
Una de sus obras más famosas es Piano Sonata Nº2, Concord Mass., dedicada al transcendentalismo norteamericano, aquel movimiento literario, político y filosófico que tuvo lugar a finales de la primera mitad del siglo XIX y que está plenamente asociado a la población de Concord, en el estado de Massachussets. De ahí su título y el de sus cuatro movimientos, que están dedicados a personajes fundamentales del movimiento: Emerson, Hawthorne, The Alcotts y Thoreau.
Quien escuche por primera vez la Sonata Nº 2 se sorprenderá por las continuas referencias al inicio de la Quinta Sinfonía de Beethoven, y si ese oyente tiene paciencia y sigue buscando, también encontrará referencias a la Sonata piano Nº 29, también llamada Hammerklavier, esa que técnicamente es considerada la más difícil de Beethoven. En el segundo movimiento aparece un cluster de piano que el intérprete debe realizar con una barra de madera de unos 36 cm.
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