martes, 8 de junio de 2010

Pynchon. Vineland


























Vineland es una obra nada fácil, un rizoma que necesita diversas lecturas, continuas relecturas y un amplio conocimiento “cultural” y “contracultural” (especialmente de Star Trek) para comprender todo su alcance.

Los protagonistas de la historia son supervivientes de la generación Woodstock que 15 años más tarde se enfrentan a un pasado que nunca les abandonó y que condicionó su forma de vida. La narración es una crítica al conservadurismo feroz de la era Nixon y muestra su repercusión en Estados Unidos. Algo que parece tan simple está contado a través de un complejo entramado de personajes y situaciones que hacen de Vineland una obra coral en la que todo debería tener un encaje que no siempre se ve en una primera lectura. Estamos ante una novela que ofrece un mundo de realidad y fantasía donde conviven guerreros ninja, monstruos Godzilla, Tanatoides y humanos. Vineland es, sin duda alguna, una población muy especial.

La novela está llena de continuas referencias a grupos de los 60, a músicos de jazz, a iconos contraculturales de la era hippie, a las drogas, a las religiones orientales, a actores de la época dorada de Holywood y a toda una serie de personajes y de objetos de la historia norteamericana hasta 1984, desde Frank Zappa hasta Madonna pasando por los Weathermen, Johny Cash, Vietnam, el Watergate o la colonia Pachulí. En resumen, elementos sobradamente familiares para todos los que vivimos en lo que el libro llama la República Popular del Rock’n’roll.l
Como decíamos anteriormente, el principal tema de Vineland es la denuncia de una sociedad que a partir de 1968 se vuelva cada vez más conservadora. Pynchon relaciona ese hecho con el concepto del “misoneismo” de Cesare Lombroso, que no es más que el odio a lo nuevo: “todo intento de cambiar las cosas suscita una reacción misoneista”. La elección de Nixon es un claro ejemplo. Pero la novela tiene muchas más cosas, como un homenaje a 1984 de Orwell y no solamente por el año en que se sitúa la acción, si no también por frases del tipo “como si la tele dejara repentinamente de mostrar imágenes y en lugar de ello proclamara: A partir de ahora te estoy observando”.

A modo de conclusión nos gustaría citar una frase de la novela que, en cierto modo, puede resumir toda la experiencia que supone la lectura de las obras de Pynchon: “Tus mentiras sobre él resultaron ser verdad.
Para más información sobre la relación entre Vineland y las películas de Kill Bill de Tarantino os recomendamos visitar El lamento de Portnoy

1 comentario:

Roberto Pato dijo...

¡que buena pinta!... sin duda habrá que tener en cuenta la recomendación... (pachulí...¡que recuerdos!)