miércoles, 4 de agosto de 2010

El problema de las traducciones III


































En uno de nuestros post anteriores, El problema de las traducciones, escribíamos sobre las dificultades a la hora de afrontar la traducción de un libro y, especialmente, Ulysses de James Joyce.
Leyendo Dublinesca, la última obra de Enrique Vila-Matas, en la que Joyce y Ulysses tienen un papel relevante, nos encontramos con que el autor menciona un caso de “traducción curiosa” en el relato Los muertos. A partir de una errata en el nombre de un puente en la traducción de Guillermo Cabrera Infante, Samuel Riba, el protagonista de Dublinesca busca otra edición traducida por María Isabel Butler de Folley y, al ver que estas no coinciden, las compara con el original. Uno de los traductores se ha inventado algo. ¿Por qué? ¿Quizás pensando que el lector no llegue a entender la obra y precise aclaración? o ¿Quizás hay algo de egocentrismo en la tarea de traducir y se pretende dejar la propia huella en las obras maestras?

Dublinesca. Enrique Vila-Matas. Seix Barral Biblioteca Breve. Páginas 64-67.

1 comentario:

Roberto Pato dijo...

al margen de esto que cuentas hay otra cosa: la capacidad de Vila Matas para crear historias. No he leído Dublinesca pero me gustó mucho "El mal de Montano", la historia de un personaje obsesionado por descifrar los diarios de sus escritores favoritos... también muy recomendable...