miércoles, 12 de agosto de 2020

Estrella Distante











































1996 es un año clave para Roberto Bolaño ya que es cuando se publica Estrella Distante, obra con la que comienza a tener cierta repercusión en el mundo literario hispanoamericano y donde comienza su asalto hacia la disolución de las categorías genéricas. Pero sería injusto hablar de Estrella distante sin referirnos a La literatura Nazi en América. Pensamos que las dos novelas forman un conjunto inseparable y que no se puede entender toda la grandeza de ED sin antes haber leído LLNEA. 


Estrella distante
Estrella distante está escrita desde la nostalgia del ausente, del emigrante que valora y reflexiona sobre la historia de su país desde la distancia. No cabe duda que esa estrella hace referencia a la única que aparece en la bandera de Chile, a esa ilusión perdida con el asalto a la Casa de la Moneda. La novela tiene varios niveles de lectura, siendo la revisión de la historia chilena, así como la presentación del mundo de la vanguardia poética en Chile en los años 70, los más evidentes. También destaca el hecho de que ED tenga la estructura de una novela policiaca, negra, criminal… algo que luego sería común en la obra de Roberto Bolaño. Pero a nosotros nos gustaría destacar (centrarnos en) dos aspectos que se encuentran en la pequeña nota introductoria a la historia.

En primer lugar, está el asunto del narrador de la historia. Como Bolaño nos cuenta, Estrella distante es una ampliación de una historia anterior, la del teniente Ramírez Hoffman, que aparecía en el último capítulo de LLNEA. Además, nos dice que dicha historia llega a su conocimiento gracias a Arturo Belano “quien no quedó satisfecho con el resultado final” y, por tanto, se deciden a reescribirla. Sin embargo, en el relato original que aparece en LLNEA, el propio Bolaño es uno de los personajes principales y el narrador de la historia: “Es entonces cuando vuelva a aparecer en escena Abel Romero y cuando vuelvo a aparecer en escena yo”. Por si quedase duda de quien fuera ese YO, la novela acaba con estas palabras de Romero: “Cuídate Bolaño, dijo finalmente y se marchó”. Es decir, en su primera versión se ve claramente que la historia la vivió el propio Bolaño (sin ninguna mención a Belano) y en esta segunda versión se convierte en el relator de la historia de otra persona. 

Los primeros lectores de ED se harían sin duda alguna estas preguntas: ¿Quién es Arturo Belano? ¿De dónde sale? ¿Por qué hay un cambio de narrador? Todo esto no sería más que una mera anécdota e incluso alguno de los primeros lectores podrían considerarlo un error. Pero hoy en día sabemos que estamos ante la primera mención que se hace a este personaje vital en la obra de Roberto Bolaño, creado para servirle de alter ego y que aparecerá en varios relatos, en Amuleto y, sobre todo, como uno de los protagonistas de Los detectives salvajes. 

Algo tuvo que ocurrir en la mente de Bolaño entre la publicación de las dos novelas para realizar este cambio, una jugada maestra que ha tenido una especial repercusión en su obra literaria posterior, ya que con la creación de su alter ego aparece un nuevo espacio narrativo en el que el escritor puede ofrecer aspectos biográficos e identitarios al mismo tiempo que se puede permitir cierta irrealidad en su comportamiento. 

Pero quedémonos con una idea: los lectores posteriores de la obra de Bolaño tienen más información que los primeros lectores. No es lo mismo abordar la obra de un autor después de saber el lugar que ocupa en la historia literaria y de recibir información sobre sus personajes, alter egos, relaciones entre obras… que afrontar una lectura primera sin referencias. Conclusión: obviamente no todos los lectores interpretan la obra de la misma manera y el momento en que lo hagan, unido a su conocimiento sobre la obra condicionará su interpretación.

Y esto conecta directamente con el segundo asunto que destacamos de la introducción: la mención que se hace al “fantasma de Pierre Menard.

Pierre Menard. Autor del Quijote (1939), es un relato de Borges en el que el protagonista (PM) es un escritor que en el siglo XX reescribió los capítulos nueve y treinta y ocho del Quijote, así como un pequeño fragmento del veintidós. En realidad, su reescritura era una copia ya que los reprodujo letra por letra tal y como eran, pero Menard mantenía que ese Quijote era el suyo y no el de Cervantes. ¿Por qué? Porque él había escrito esos capítulos del Quijote no como lo hubiera hecho Cervantes, sino como una persona del siglo XX, es decir,con otras ideas en su mente, en otro tiempo y con diferentes conocimientos, experiencias e intenciones, por tanto, dando un valor diferente a las palabras del Quijote. Su teoría: las historias no dependen solamente del escritor, sino de quien las lea y en qué tiempos, ya que llega un momento en que el escritor no tiene dominio sobre su obra y ésta pertenece al lector.

Este relato sirvió a Borges para establecer, bastante antes que Barthes, el tema de la muerte del autor y el hecho de que serían los propios lectores quienes finalizaban la obra. 

Esta sola mención a Pierre Menard sitúa al lector en un contexto determinado en el que Bolaño sobre entiende que ha leído el relato de Borges o al menos lo conoce y es consciente de su valor en la historia literaria y del pensamiento, ya que de otra forma nunca llegará a comprender varios de los significados que Estrella distante lleva implícita, como son los ya indicados de la re interpretación de la tradición cultural e histórica, la muerte del autor y la superioridad del lector sobre ese propio autor. 

Como vemos, estamos ante una novela que ya desde el principio apunta a no ser solamente un relato de unos hechos históricos, sino que también intenta enmarcarse dentro de una determinada tradición literaria, dirigida a un lector que sea consciente de ciertos conocimientos y reflexiones anteriores. El asunto no es baladí ya que mientras Bolaño apunta el tema del narrador de una obra literaria lo que en realidad hace es relacionarlo con la forma en que se pueda (re)escribir la Historia y la forma en que ésta pueda pasar al futuro.

Obviamente, estamos seguros que Bolaño no pensó en nada de esto cuando escribió la nota a ED, pero sí que nos otorga con esa nota el derecho a escribir todos esto, a convertirnos en los nuevos Pierre Menard, a reescribir su historia, a ser los lectores que se apoderan de su obra y poder contar nuestra deducciones e interpretaciones para que no deje nunca de tener vigencia y se convierta en una obra eterna.


La literatura Nazi en América
La primera sorpresa de LLNEA es su estructura. Aunque la primera edición de Seix Barral nos la presenta como novela (tal y como se lee en su portada), su forma no es la propia de una novela, o al menos de una al uso con trama y desenlace. Su estructura es la de un manual literario que nos introduce 30 autores ficticios (4 mujeres y 26 hombres) agrupados en trece apartados/capítulos bajo títulos tan variados como Los Mendiluce, Letradas y viajeras o Los poetas malditos. De todos estos escritores (asociados de una u otra forma con partidos de derechas o movimientos nazis / fascistas) Bolaño nos cuenta su vida, enumera obra e incluye en muchos casos argumentos, fragmentos y hasta aspectos críticos. El libro finaliza con un apéndice (añadir título) que añade referencias a libros, editoriales, revistas… . Si hay algo que nos queda claro, es que la capacidad creativa de Bolaño es inmensa.

Pero LLNEA es una obra especial, ya que no solamente tenemos dificultad en clasificar el tipo de texto, sino que también hay otro aspecto que nos dificulta definir el género de esta obra, como es el que los escritores que aquí aparecen nacieron entre 1880-1962 y fallecieron entre 1940-2017. Por tanto, si LLNEA se editó en 1996 ¿en qué año situamos la acción y la escritura del manual? ¿Quién es ese Bolaño que aparece en la historia? ¿Es el propio autor que siendo ya consciente de su mortalidad/enfermedad se intenta situar más allá de lo que espera vivir? ¿Qué tipo de obra estamos leyendo, un manual literario de ciencia ficción? Y por si eso fuera poco, la posterior publicación de ED, su obra espejo, le dará nuevas lecturas y una nueva dimensión porque entonces también podríamos estar hablando de hipertextualidad, metatextualidad e intertextualidad.

Una vez inmersos en su lectura, vemos que está contada por un narrador en tercera persona cuyo tono logra crear cierto distanciamiento entre el lector y los hechos. Seguimos las historias con el ritmo marcado por la repetición de la estructura y vamos conociendo unos personajes que parecen tan reales que en varios momentos estamos tentados de comprobar si realmente existieron o no. Sobre todo, teniendo en cuenta que Bolaño los hace convivir con personajes históricos. Así, por ejemplo, Jin O’Bannon comparte vivencias con Allen Ginsberg, con quien incluso llega a pelearse.

Pero la clave de la novela y la sorpresa llegan en la última entrada del manual, la dedicada a Ramírez Hoffman, el poeta vanguardista que realiza acciones de poesía aérea y macabras instalaciones fotográficas a partir de sus asesinatos; el teniente del ejército de Pinochet que tendrá una nueva vida bajo el nombre de Wieder. En este momento es cuando se abandona la tercera persona y es el propio Bolaño, en primera persona, quien toma la voz, pasando a un estilo más propio del relato que de un manual de literatura. Un cambio que en cierta manera nos integra en la historia y nos hace conscientes de todo el horror que acabamos de conocer.

LLNEA es una obra extraña pero clave en la producción literaria de Bolaño, no solamente muestra su afán por encontrar nuevas estructuras narrativas, sino que también adelante personajes y hechos Teo bras posteriores. Siempre cabe la fácil tentación de relacionarla con Historia universal de la infamia de Borges, pero una lectura de ambas obras nos hace ver que aquí estamos ante algo realmente diferente.

No hay comentarios: